"Seguían
martillando en mi cabeza aquellas dos canciones de grupos tan dispares y
lejanos entre sí que —pese a que hacían referencia a lo mismo, a adultos que
rondaban a los niños para arrebatarles su bien más preciado, que es la
inocencia, la confianza en el mundo que aún no conocen y, en un descuido,
también la vida— resultaban incompatibles y me envolvían en su horrísona
discordancia, impidiéndome huir de una suerte de espejismo acústico que era un
matadero con forma de laberinto donde iban sacrificando reses, una tras otra,
una tras otra, hasta llegarle el turno al animal herido en fuga que era yo."
Ya falta menos para ayer
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